Cuando las bolas duelen y el amor no viene

Esto sucedió hace dos años atrás. Tempranito en la mañana me levanto para lavarme la boca, ponerme el calzoncillo favorito y luego vestirme con una tshirt de Gap que me compro Maritere y unos mahones color negro. Llevaba puesto el perfume de Michael Jordan y un poco del gel de Piculin. En otras palabras, iba bien bonitillo y con olor a rico. Ese día iba al medico a que me chequiara un dolor que tenia por las bolas. La razón por la cual voy lindo es porque el medico es mujer y esta bien buena. Es una mujer de 35 años con unas nalgas bien lindas y unas tetas que se le salen del traje. Me lo recomendó un amigo que es bien bellaco, pero perdió un testículo por una pelea callejera en Cataño con unos tecatos. La primera vez que la visité se le notaba un panty blanco tipo gistro por la falda corta que tenia. El problema de estas visitas es que hay que tener una concentración cabrona para que no se te pare el bicho porque ella rápido puede saberlo. El dolor que tengo comenzó meses antes misteriosamente. Al principio se pensó que era una hernia, pero después me dijeron que puede ser una vena por los testículos que no estaba pasando sangre. Rápido el amigo me recomendó el sitio y he salí encantado con esta mujer. Además de estar bien buena, te da un trato cabron y al final te regala dulces si deseas. Bueno, esta es mi segunda visita para ver si el dolor había continuado a pesar de las medicinas y también para darme un chequeo general. Cuando llego al sitio (mami me acompañó, pero se quedo afuera), me senté en la silla frente a su escritorio. Me pregunto cosas sobre si estaba tomando algún medicamento diferente al recetado o algo así, pero le dije que nada de eso. Después de varios minutos hablando mierda medicinal, me dijo que me fuera a la camita que estaba en la parte de atrás y que me quitara el mahon para chequiarme las bolas. Esta era la segunda vez que me las iba a ver, pero el problema es que llevaba con el webo parao todo el santo día y mas cuando llegué a la oficina y la vi a ella. En lo que caminaba a la camita, comencé a pensar en cosas locas y puercas para ver si se me ponía el bicho mongo (pense en Scooby Doo cagando conflei, un duende dándole una patada a una viejita, Sila Mari Calderon, papi hablando sobre las cervezas, etc), pero la verdad era que siempre se colaba una escena pornográfica en la mente que me volvía a parar el bicho. A la hora de la verdad, me baje el mahon con el webo parao extra crispy y con doble queso. Pero ella solo miraba tranquila ni se asombro. Con su mano derecha me toca las bolas suavemente y me pregunta si dolía. Le conteste que no. Tan pronto que termino con el masaje webal gratuito, me mando a poner el pantalón. Ella volvió a la mesa a hacer unas anotaciones y yo volví a sentarme en la silla. Me dijo que estaba sano y que podía irme. Cuando me pare, me dijo tímidamente: “Quiero comerte la bazuca” Jaja, es mentira… No me dijo nada, simplemente me dio un saludo y me fui pal carajo. Hoy no se porque pero estuve pensando en ella y se me ocurrió escribir este post.
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