Como todo hombre, yo siempre me quiero ver presentable y sexy ante las nenas. He tenido fortuna que desde que dejo que el bicho se me marque en el mahón, las mujeres se ponen coqueta conmigo. Pero hay que evolucionar en esta vida. Yo no quiero quedarme jamón y vivir toda mi vida en casa de mis papas. Hace un tiempo atrás una amiga mía bien honestamente me dijo que estaba bien gordo y que si seguía así iba a acabar muerto en mi cuarto y que para sacarme tendrían que derrumbar la casa. Al escuchar ese mensaje me dio mucho pánico. Dos horas mas tarde me fui a Bonanza y por poco quiebro el sitio porque el gerente vino a donde mi y me ofreció un descuento si me iba pal carajo del negocio. (En verdad no fue por comer mucho, fue que sin querer estornudé tan duro que cayó un canto de flema verde en unas sopas y no se lo dije a nadie.)
Voy al internet a buscar guías para rebajar rápido y fácil. En el pasado yo había tratado distintas dientas, la mejor que me funcionó fue la Dieta de Mujica, pero tuve que dejarla porque comencé a escupir pelo como los gatos. Luego de mirar con cautela los métodos para rebajar, me da por tratar el programa Alli. Este programa tiene muchos beneficios, según médicos expertos en salud. Antes de comprarlo, comencé a hablar con varios amigos para que me dieran su opinión en cuanto a mi peso. Todos coincidieron que tenia que rebajar como mínimo 40 libras. Lograr esta meta me iba a tomar tiempo, así que sin pensarlo mucho compré el programa Alli que según la información por internet me ayudara a rebajar rápido.
Al comenzar con el tratamiento, todo iba de lo mas normal. Yo continuaba comiendo saludablemente mis desayunos siete potencia (4 huevos, pan, tocineta, hamburger y unos nuggets de 6) y mis tres comidas antes de dormir. Lo de siete potencia se lo invento mi vecino que cogió toda esa comida una vez y lo metió en el oysterizer e hizo una batida. Yo la probé pero me dio vómito porque el sabor me recordó una nena que conocí que la boca le apestaba a cordon blue crudo.
Luego de dos semanas comienzo a notar que me dan ganas de ir al baño mas a menudo. Antes cagaba 4 veces por día, ahora estaba cagando 6. Dos cagadas más. Pasando los días mi cuerpo empieza a sentir unos cólicos cabrones, como si tuviera helio saliéndome de las tripas y gases a punto de explotar en mi estómago. Era un dolor bien bestia. Para que me entiendas: imagínate una pelea entre estudiantes comunistas con la policía en un ring de púas. Eso sentía en mi barriga, pero multiplicado por 100.
La cosa comienza a ponerse fea porque no estaba rebajando nada y pa colmo comencé a ver mierda en el calzoncillo. Si mi gente que me lee todos los días, estaba sufriendo de “anal leakage” o en buen español: “derrame involuntario de jugo anal”. ¿Recuerdas la foto del roto del culo que puse hace poco? Pues ahora imagínate que del culo sale jugo anal, mierda liquida, sin yo tener control. Todos los días llenaba de mierda mi calzoncillo, el pantalón, las medias, las manos y cuando la mierda me tocaba a las manos por rascarme el colillón me la pasaba por la cara, la boca y la cabeza. Sabrá Dios si hubo un día que tenia mierda en las manos y toqué a alguien en la calle.
Encontré por internet este relato de un individuo con problemas similares. Chequéalo para que entiendas lo que es sufrir de esta triste enfermedad. (Es bien largo pero vale la pena leerlo mientras comes pop corn.)
Para detener este problema, decido hacer algo que ningún hombre ha hecho antes de mi. Voy a Wallgreens y me compro un paquete de kotex para ponérmelos en el culo, el perfecto remedio para continuar con las pastillas y bajar las 40 libras que me había propuesto. Plan perfecto.
Cuando llego a casa con el paquete de kotex voy corriendo al cuarto para que nadie me viera. Me bajo el pantalón y el calzoncillo. Abro la caja, saco un kotex y lo quito del plastiquito. ¿Como carajo me pongo esto?, me decía en la mente. Luego de mirar la caja, averiguo el proceso, me espatarro para abrirme las nalgas y me pego el kotex en el culo. Cierro las piernas y listo. Me vuelvo a poner el calzoncillo, el pantalón y salgo pal pasillo de mi casa. Camino a la cocina, raro obviamente, acostumbrándome a la sensación de un kotex anal. Yo se que algunos de ustedes van a joderme con esto, pero mi meta tenia que cumplirse. Aunque tenga que destruir mi dignidad masculina. ¡Que se joda!