Llegó un momento en mi vida donde tenía que cambiar por completo mi forma de pensar. Guardaba mucho odio en mi corazón. Odiaba los bebés, los cocodrilos blancos, los amigos ricos con PS360, las plantas, los Mitsubishis… y por último, odiaba con todo mi ser a Carlos Ochoteco. No conozco la razón por la cual odiaba a Carlos Ochoteco, pero lo odiaba a muerte.
Si continuaba como estaba, con este patrón extraño en mi vida, podía acabar muerto en algún motel, desnudo y con las bolas llenas de hormigas bravas y una dona de Krispy Kreme metío entre mi bicho. Esto suena trágico o peliculoso, pero las cosas en Puerto Rico no están muy bien que digamos. Ahora mismo alguno de ustedes me pude decir en las sección de comentarios de este post que mataron a un tipo en Salinas con una hoja de plátano y me lo creo y sigo andando como si nada. Bueno, hablando de eso, a mi me contaron los otros días que un tipo de 88 años se suicidó en su casa en Morovis luego que se enteró que en el internet había porno gratis. Eso lo regaron por Twitter bien pasao.
Las épocas cambian o cambian los que estudian las épocas. No lo sé. Ni me importa saberlo.
Siempre he dicho que la mejor década era la de los 80s donde las personas estaban todavía en un hangover bien cabrón luego de estar jodiendo, pariseando y chichando sin control en los 60s y los 70s. Los 80s fue una década de reposo pero súper épico, de buena música para bailar tranquilo (algo como Raffy Lind), darse un pase de cocaína con marijuana molida en la “iglesia” tranquilo y tener relaciones sexuales con mujeres con la chocha bien pelúa y el clítoris más duro que un canto de pan viejo… tranquilito.
El punto es que decidí cambiar por completo. Como de esperarse, en esta transformación personal también sucedió un cambio en mis memorias. La decisión no fue fácil al principio, pero la motivación recibida por una amiga mía bien puta (se pasa jangeando en el Hotel La Concha para coquetear con gringos bellacos) fue lo que me mantuvo activo, positivo y con las bolas bien grandes. Claro, mi familia fue crucial. Ellos me hicieron sicología inversa, diciéndome que no podía, que era un mamabicho desertor escolar, vividor, siete pestes y que nunca debí nacer. Yo hice lo contrario.
¿Cuál fue el cambio?
Hace un año y pico atrás, comencé a tomar clases de redacción y lectura en una universidad privada. En esas clases aprendí a ser mas cuidadoso con mi estilo de escribir, en pensar más allá de culos y tetas, de mierdas y vómitos, de pizzas y peos químicos en la cara, de mojones en forma de bicho y perros clavándose a bebés con pampers cagaos. Aprendí a ver las palabras sin miedos, sin remordimientos, en liberar mis preocupaciones sin mirar hacia al lado. Antes yo era un tipo tímido que cuando escribía las cosas me distraía en estupideces. Ahora escribo estupideces porque las pienso. A veces son responsable, a veces no me importa un carajo.
Solamente cogí dos clases de redacción porque eran bien temprano por la mañana y se me hacia difícil levantarme. Pero lo que me han dicho es que uno aprende todo en las primeras dos clases. Menos mal.
Otro cambio radical en mi vida fue ir a clases de salsa con unos amigos en una barra cocola en San Juan. Mis pies no son los mejores pues tengo el bicho largo (bien largo) y mi caminar es dificultoso por eso, pero con todo esto aprendí par de pasos chéveres con las chicas de la barra y ahora me puedo defender mucho más que antes. No es que antes era un pendejo bailando, es que (repito) como yo tengo el bicho largo pues era más tímido a la hora de sacar a bailar a una nena que esté despistada y sola bebiendo Don Q con cranberry en alguna esquina del lugar. Cuando mi bicho se para inexplicablemente, al bailar salsa eso la frota por la barriga y las nalgas y puede causar problemas serios. Ahora (gracias a las clases) me atrevo y al final (si se puede) pues le toco un poquito las nalgas (por la parte de arriba) para que sienta que no soy un mamón y si me deja puedo seguir bajando las manos hasta agarrarle las nalgas y (si hay terreno fértil) llevármela para mi cuarto a ver Mr. Bean.
En fin, estos cambios trascendentales mejoraron la calidad y la ortografía de mis escritos. En el departamento de mujeres, pues ando en sequía total por mucho tiempo. Menos mal que soy Gold Member de 100 websites pornos y con eso puedo alimentar mi bicho. De hecho, no se si se enteraron, pero me metí a polígamo para ver si me caen (más) mujeres. La poligamia está cabrona. Te puedes clavar a todas las mujeres que tu quieras, casarte con ellas si quieres o no y al final… tranquilo.
Cambiando el tema, ¿alguien aquí ha visto la abuela cagando? Se limpian a mano pelá y con una esquinita de la enagua. Luego te sirven el arroz con pollo con las manos cagá. Tradición boricua.